martes, 18 de noviembre de 2008

Plan de Bolonia

miércoles, 12 de noviembre de 2008

"Mensaje reservado"


Hace poco vino un escritor del antiguo Madrid, del Madrid de palpusa y chaleco de pata de gallo y las calles de segunda puesta. Vino azotando su cigarrillo al viento, con movimientos secos de su mano contra el aire sucio de la capital, como si quisiera quitárselo de encima. Y vino misterioso. Según nos hablaba a todos, reunidos alrededor de espumosas cervezas y sumidos en un aire de indiferencia, sus palabras aparecían al mismo tiempo claras pero obtusas, enredadas en su mismo significado, adormecidas en la vitalidad del castellano vivaracho y chisposo. Los gestos del fumador del chaleco parecían acompañar lo que sus palabras retorcían, pero ambas cosas se enzarzaban en una lucha de significados, como si el discurso de aquel tipo fuera una enredadera de pensamientos cuyas alusiones ninguno pudiéramos disociar. Sus ojos se volvían tristes a una vez, pensativos a otra, siempre lejanos. Mientras se acababan las cervezas, mientras todos íbamos levantándonos para atender nuestros quehaceres, él se empeñaba vehementemente en hacernos comprender sus palabras. Parecía un pez vital que hubiera roto su propia pecera para lanzarse al vacío de la asfixia; y, como un pez en plena asfixia, parecía que hablaba sin apenas emitir sonido. ¿Qué es el significado sin el lenguaje? ¿Y qué es el lenguaje sin significado? Los muertos hablan, sí, son los escritores que nos quieren contar lo que no les dio tiempo a decir (por la brevedad e intensidad de sus vidas) o que quieren contar a todos lo que sólo pudieron decir a algunos. Lo que es cierto es que no podemos llevarnos mensajes con nosotros. El resto de los vivos, a su tiempo, se ocupan de ellos. Los mensajes reservados, ¿qué son? Sólo un modo de retrasar lo inevitable -que somos y debemos ser comunicables- y lo necesario. Perseguimos la felicidad pero, ¿y si los mensajes encriptados nos pesan y no nos dejan avanzar por el camino que conduce a ella? Es posible que nos quedemos (ad)mirando y amando nuestros secretos, puede incluso que lleguemos a amarlos más que a nuestra propia felicidad. Pero, entonces, el hombre del chaleco... ¿no debería dejar de ser un pez?

jueves, 23 de octubre de 2008

¿Para qué sirve la literatura?

(by Jorge Majfud, University of Georgia)

Estoy seguro de que muchas veces habrán escuchado esa demoledora inquisición: «¿Bueno, y para qué sirve la literatura?», casi siempre en boca de algún pragmático hombre de negocios; o, peor, de algún Goering de turno, de esos semidioses que siempre esperan agazapados en los rincones de la historia, para en los momentos de mayor debilidad salvar a la patria y a la humanidad quemando libros y enseñando a ser hombres a los hombres. Y si uno es escritor, palo, ya que nada peor para una persona con complejos de inferioridad que la presencia cercana de alguien que escribe. Porque si bien es cierto que nuestro financial time ha hecho de la mayor parte de la literatura una competencia odiosa con la industria del divertimento, todavía queda en el inconsciente colectivo la idea de que un escritor es un subversivo, un aprendiz de brujo que anda por aquí y por allá metiendo el dedo en la llaga, diciendo inconveniencias, molestando como un niño travieso a la hora de la siesta. Y si algún valor tiene, de hecho lo es. ¿No ha sido ésa, acaso, la misión más profunda de toda la literatura de los últimos quinientos años? Por no remontarme a los antiguos griegos, ya a esta altura inalcanzables por un espíritu humano que, como un perro, finalmente se ha cansado de correr detrás del auto de su amo y ahora se deja arrastrar por la soga que lo une por el pescuezo.

Sin embargo, la literatura aún está ahí; molestando desde el arranque, ya que para decir sus verdades le basta con un lápiz y un papel. Su mayor valor seguirá siendo el mismo: el de no resignarse a la complacencia del pueblo ni a la tentación de la barbarie. Para todo eso están la política y la televisión. Por lo tanto, sí, podríamos decir que la literatura sirve para muchas cosas. Pero como sabemos que a nuestros inquisidores de turno los preocupa especialmente las utilidades y los beneficios, deberíamos recordarles que difícilmente un espíritu estrecho albergue una gran inteligencia. Una gran inteligencia en un espíritu estrecho tarde o temprano termina ahogándose. O se vuelve rencorosa y perversa. Pero, claro, una gran inteligencia, perversa y rencorosa, difícilmente pueda comprender esto. Mucho menos, entonces, cuando ni siquiera se trata de una gran inteligencia.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

CONV. BERLIN-MADRID

So, to be honest I couldn't find a single while these days to read the ZEIT article about human will. Before I do, and referring to what Chris has quoted about how "we may belong to kind of a compromise called God, though humankind has also something to say within this compromise", and about "how shall we answer to questions such as who is to blame for the evil on earth" (or topics of the kind), I would only want to say two things:

1. As Chris writes, we have to speak about lots of things, not necessarily only religion, which actually makes me think... who has mentioned religion? I think the fact is that we wanted to debate on whether there is any sense in searching for a single truth stuck to our human nature, and therefore what the essence of that truth is or how we are supposed to get to it. Naturally, we had to mention God. Though (also naturally), something else was mentioned that we looong debated up in Solar Bar (not a bad place at all, huh?) I don't know whether Lei got the text I sent to the rest of you about "Faith and Reason" (written by a prominent philologist, by the way, ;)), but it's an interesting starting point for the topic, I'd say (of course I read Merkel's article as soon as possible, promised!)

2. If one happens to think of the Truth as God, and consequently acknowledges God's nature and gets to know this, it would be either unfair or just ignorant to think that such a God would provoque such an evil side within men. Actually, what in my opinion is to be thought (and I believe it makes more sense, you'll tell me) is that God let humankind do. That is, God didn't program men to act according to God's will but to men's own will. The consequence of this is that acting according to God's will would only come along with faith; otherwise, men's own will would be playing Russian roulette, and there you have the result... (though of course we've also done great things, but you know what I mean)

martes, 26 de agosto de 2008

¿El universo en una cáscara de nuez?


¿Podemos meter todo el agua del mar en una botellita de Solán de Cabras? ¿Qué hay de una frase? ¿Puede una sola frase resumir toda una vida? ¿O una sola página bastar para ver todo el talento de un genio literario? La respuesta es común a todas estas preguntas: no. La desproporción es evidente entre lo que quiere tenerse y lo que realmente se tiene: sólo unos cuantos tragos de agua, unas memorias incompletas y una página con palabras oportunamente combinadas. Lo demás es todo especulación. Lo sencillo contiene la esencia de lo complejo, hay trazos de genialidad en muchas de las frases de los grandes autores de la literatura universal.

Y ahora, intenten hacer lo mismo explicándome hasta qué punto puede ser comprensible una situación como ésta: una llega a casa de trabajar, deja todas las cosas sobre el sillón, saluda a la familia, besitos a los peques, al marido..., y de repente dice: "¡veréis, llevo 23 años trabajando en esta empresa, entre el sueldo que me dan y los gastos que por mi ausencia se producen en casa, he desarrollado un aborrecimiento prematuro de mi mundo laboral en pro de un aumento de efectividad afectiva hacia los miembros de mi familia que, unido a mi instinto maternal -parcialmente nublado por mi ambición profesional que por otro lado no pienso abandonar- me hacen derivar en un sentimiento positivo de cariño exacerbado hacia vosotros, simpáticos seres sonrientes!" (.......) Intenten llevar a cabo el mismo ejercicio de imaginación pensando en que es un hombre quien cruza la puerta y se dirige en estos términos a su familia (.......) Bien, aunque parezca que este último caso se acerca más a la realidad, tampoco es creíble. Lo cierto es que lo acertado sería más bien decir un "¡Cuánto os quiero, os he echado mucho de menos!". De nuevo, y como dijo en su día el autor de El Principito, "lo esencial es invisible a los ojos". Los procesos entre lo racional del asunto (difícilmente aislable, pero las ansias de racionalizar el mundo no conocen límites) y la esencia de éste es lo que unos llaman complicación, otros intuición, y otros racionalización. Las dos primeras pertenecen al ámbito de lo femenino, según marca la tradición, y la última al dominio masculino de poder sobre lo visible y lo invisible (las ansias de poder tampoco conocen límites).

A lo que iba, que me estoy liando... "soy tan racional que me cuesta entender a las mujeres". No es una frase de Schopenhauer ni nada parecido, es una afirmación proveniente de un sector de la población nada minoritario ni extremista, sino más bien que camina en la más absoluta de las normalidades: el hombrensusveintitantos. Para este sector poblacional, las mujeres se corresponden con su concepto de "algo raro con reacciones sin sentido", quizá con una poderosa inteligencia emocional que las lleva a ser más intuitivas que racionales, y por tanto más incomprensibles. "¡Cualquiera sabe qué pasos se han saltado (incluidas en un proceso de racionalización lógica masculina) para llegar a esas conclusiones!"

Decía una mujer hace poco que el sentimiento es el resultado de procesar las emociones. El hombrensusveintitantos estaba de acuerdo, y de ahí surge la dicotomía de procesar las emociones más rápido (o sin velocidad alguna, sino por mera identificación de una cosa con la otra) a la manera de la intuición, o de hacerlo lenta pero eficazmente atravesando arduos y latosos filtros racionales, asimilando qué diantres es esa cosa llamada emoción que ha aparecido en su vida entre ecuación y ecuación. Traduce esto a toda una vida, con todos sus matices, y entenderás -no sólo la paciencia de la mujer y el mérito del esfuerzo del hombre- la regla de oro: menos es más. Menos racionalización, luego más intuición. Menos complicación al cuadricular las cosas, igual a más ahorro de procesos lógicos mentales, igual a más practicidad. La eficacia la compartimos a partes iguales, probablemente. Necesitamos mutuamente enriquecer nuestra manera de conocer el mundo.

El final es sencillo, porque más allá de los hombresensusveintitantos el debate se reduce: "Mujeres. No hay quien las entienda".

jueves, 21 de agosto de 2008

Time flies!!

Vaya, me he pasado por mi propio blog para saber cuánto tiempo hacía desde mi última aportación y... ¡cáspitas! Va para dos meses... El tiempo vuela, sí, pero bueno es verano y se me perdona. Además, qué caray, escribo cuando me apetece, jajaja. En estos momentos sólo voy a escribir lo que se me está pasando por la cabeza (una de tantas cosas, en realidad), que es: la literatura medieval tiene su gracia así de vez en cuando y tal, un dato curioso, unos autores medianamente fundamentales (paradójica combinación), pequeñas ventanitas para asomarse a la época de las persecuciones religiosas en Inglaterra, a las herejías lolardas y los caciquismos ("cuentos de siempre", by History S.A.), la filosofía del momento (una de las grandes aportaciones de los mal llamados "años oscuros")... Sin embargo... I miss the beating and blatant modern history of the States, some of its daring authors and intelectuals, the constant, passionate relationships between the leading minds and the factual leaders (oh yeah, this is another kind of soap opera...), the literature of the melting pot and its common feeling for this kind of sacred, radically untouchable Americanism... Just a few days more, scarcely a month and I'll be free to get down to the real now, to the now of the current stream of thought, inevitably led by the U.S. which inevitably turn all the others' eyes to them, leaving them amazed and at the same time still considering whether that's the fair thing to do or whether the old yankees are on the top for any specific, unknown and ongoing reason. Alea jacta est.

martes, 8 de julio de 2008

Un minuto de silencio




No os dejéis engañar por el título, no voy a escribir sobre nada tétrico, sino todo lo contrario. Ayer estuve viendo una película argentina con este nombre que pensé que podría interesar a alguien y que probablemente ese alguien no sepa ni que existe... El caso es que la peli muestra una familia de clase media que se encuentra en la ruina al quedarse los padres sin oficio ni beneficio (padre quiere ser payaso, abuelo obliga a padre a trabajar en una fábrica, padre trabaja en fábrica, fábrica va a pique, padre vuelve a su oficio de payaso) La peli lo pone todo en plan dramático: el padre no puede encontrar trabajo como obrero especializado (por eso al final vuelve al circo), la madre sólo encuentra un trabajo de planchadora pero que se le acaba al mes y medio, ninguno parece tener familia ni amigos que les echen una mano, como tampoco ningún tipo de propiedad, derriban el colegio de los niños, cierran la biblioteca (único lugar de donde, al pedir prestados los libros, la familia podía surtirse de imaginación y de un escape de la tragedia diaria), etc. El caso es que pasan de su vivienda de alquiler a una chabola en la cima de un monte desde donde puede verse Buenos Aires. ¿Lo negativo? La incertidumbre, la falta de recursos, la inseguridad, la sensación de no sentirse indispensable... ¿Lo positivo? (como repiten incansablemente el protagonista y su amigo el Gordo) Una familia unida y sana, el amor y la confianza que les unen, el sentido del humor, un mínimo techo al aire libre, la esperanza que les da la Iglesia (a la que vuelven de manera bastante curiosa)... La calidad de la peli o del guión no parece ser especialmente buena, pero me quedo con el optimismo de Eduardo Blanco (el actor inseparable de Ricardo Darín y que esta vez comparte cartel con la hermana de éste), que a pesar de todo consigue cumplir su sueño, el de su padre fallecido y el de su propia familia: ir al mar. Sonriendo a las adversidades y poniendo cara de chiste a los problemas de la vida, que se basta a sí misma y que siempre encuentra recursos para salir a flote. Sin duda es una película que serviría como antídoto para tanta gente que sólo sonríe ante la comodidad y el materialismo satisfecho, para los que se regocijan en la desesperanza o para los que ignoran que la familia y la propia vida son el remedio para todo tipo de problemas. Para ellos, eso sí, un minuto de silencio. O quizá un minuto de oración, para que sepan confiar. En qué, o en quién, allá cada cual.

lunes, 23 de junio de 2008

Un recuerdo



Se para tu recuerdo en mi cabeza como una imagen congelada de esa promesa que nunca te nació de la boca, como un retrato eterno que llevo siempre conmigo en el bolsillo de la vida. Se para como esas películas mirándote, como esos consejos lógicos, como ese afán salpicado de realidad estúpida, de sinquereres, de imperfección estupefacta. Y en medio de los años, entre los espacios de la música y del tiempo y de bruces contra la infinitud de los días, ¡qué más quisiera! oir por primera vez aquel disco, que trajeras contigo el fin de la impaciencia de las cuatro, la risa a destiempo y el mundo amigo de las cosas que no están, pero que siempre están llegando y que vuelven. Todo. Todo se para, cierto y seguro, en mi cabeza pensativa de agradecida y en deuda.

jueves, 19 de junio de 2008

American History



I'm loving it!!! Here is a two- minute cartoon documentary on the History of America produced by the always controversial Mr. Moore. Eventhough it's true America doesn't have so long a history as Europe does, I guess little more than two minutes are not enough to cover the whole process from the European pilgrims' arrival to the current state of affairs (at all)... ok... anyway I had soo much fun!! And it's not a bad start for those who are completely unaware of how has America been able to reach its 21st ct. status when its founders were begging for some corn and turkey about 400 years ago!! "So what?" nah... I mean enjoy it!

martes, 10 de junio de 2008

Sueño

Si no te sueño, despierto.
Si despierto, te busco.
Si te busco, te encuentro.
Si no te encuentro, te invento.
Si te invento, no te tengo.
Si no te tengo, te sueño.
Pero ¡ay! si de nuevo no te sueño...
Que me quede despierta toda la vida
para poder no soñarte y tenerte,
para tenerte y no inventarte,
para buscarte siempre y encontrarte siempre,
para que el sueño no sea, si acaso, más
que mi manera dormida de quererte.

domingo, 1 de junio de 2008

Soledad Pérez de Ayala

Vuelvo al blog muy brevemente para remitiros el testimonio de una antigua profesora mía de la facultad. Indudablemente es una excelente profesional, pero su mejor valor lo tiene como persona. Para muestra, un botón: http://www.thequietman.org/?p=194 .

lunes, 31 de marzo de 2008

Envuelto el tiempo

Ojalá el instante fuera eterno para poder pasármelo mirando tus ojos, su brillo salpicándome de vida. Y si tengo un pensamiento, el único, si lo tuviera para esa eternidad sería, para en un solo momento pensar todos los instantes de mi vida. Y ahí está. Allá lo veo. Envuelto el tiempo en un giro delicado de hierba, de asfalto, de tierras y de calma, envuelta una gran sonrisa en el pasear de una maleta cansada, de grandes gafas para grandes horizontes, de pies calientes listos para la carrera, de músculos tensos que quieren besar el mar. Si cortara con mis ojos la distancia, y mordiera con denuedo el cuidado que nos separa, se me colmaría de bosques ese pulmón mío de luces y sombras, de hierba gris atropellada... y dormiría de golpe el sueño de quien de soñar nunca acaba.

“Un tiempo de palombares altos trainos l’iviernu
Y les figales
Lleguen voces del ríu: ya la señardá de les agües
Vencíes, del to suañu la savia fresca.
Un rustru busques con vocación de patria,
Una solombra de cuerpos u xorrecer la to boca
Y les dolces pallabres más allá, perallá
Cuandu la ñeve grita.
Erma ta la viña, tierra blanca que soterrará
El to nome de recielles y herba,
Pero nun tornes a casa, amenórguense los díes
y apáguense d’esmenu los llumes y los cantos"

miércoles, 26 de marzo de 2008

Salvador Gutiérrez

Hacía tiempo que quería dejar constancia de una entrevista del tipo de las que quisiera encontrarme con más frecuencia, sin sorprenderme de que aún quede alguna mínima curiosidad por la auténtica cultura... Os copio una dirección donde podéis ver una entrevista a Salvador Gutiérrez, catedrático de lingüística de la Universidad de León (¡¡aunque asturiano!!) y ahora miembro de la RAE. Muy interesante, allá va: http://www.diariodeleon.es/se_cultura/noticia.jsp?CAT=114&TEXTO=6593606

viernes, 14 de marzo de 2008

miércoles, 12 de marzo de 2008

De cuando Jiménez Lozano salpicó mi investigación

Cuando comencé a abrir los libros, me encontré enseguida con unos señores y señoras
de los siglos pasados como Erasmo y Tomás Moro, pero sobre todo del XVII
, que me
cautivaron para siempre. Sus rostros, sus manos, el blancor de los cuellos, las pecheras
y los puños de blonda, me fascinaban y sus inquisitivos ojos preguntaban. Esto es, los Descartes, Spinozas, y Pascales; o messieurs y mesdames de Port-Royal des Champs.
Y, luego, cuando vi los Honthorst, los Rembrandt, los Vermeer, los Saemredan, los
De la Tour, tuve que decirme: ¡Anda! ¡Pero si a estos caballeros los he conocido desde siempre! ¡Si esas escenas las he visto, y yo mismo estaba allí con mi ojo holandés!
Todos estos fueron como los retablillos de mi primer saber, y seguirían siendo mis
loci standi, que es decir las personas con las que mirar el mundo, y los lugares desde donde mirarlo.


Ayer me encontré con un genio. Una cabeza que cosía palabras como una rueca y que tenía una lucidez fuera de lo normal, amén de una chispa cómica muy de agradecer especialmente en el contexto formal en el que nos encontrábamos. Un pequeño, arrugado y encogido genio que fue a encontrarse con el mundo hace cerca de 78 años. Como él dice, el individuo es algo inefable, pero al menos con un puñado de palabras intentaré esbozar el perfil de aquel hombre de gorro ruso a través de lo que me sugerían sus palabras. A mí me hablaba de que a veces la cultura dominante no tiene ojos, que los tiene fundamentalmente lo humano; y mirando la literatura es cuando vemos una realidad más consistente de la que el género representa. Esto ocurre a través de lo que él llama "la misericordia de la noche", un claroscuro de realidad y sueño, de visión mística en lo tenue de la luz de una candela, la vela de la fe que ilumina el rostro del visionario (quien conoce mi dedicación actual notará que aproveché la conferencia para enriquecer e inspirar mi DEA :)) Se privilegia en estos escritos la intimidad de "mis místicos" (y -según Lozano- la que configura los personajes), escrutando los adentros de su alma. Es una narrativa silenciosa y callada, rodeada de misterio y quietud que requiere una fragilidad del silencio del mundo que el autobiógrafo atrapa para dar el dinamismo que le aportó y sigue aportándole su vida y su pensamiento. Así, la penumbra de este claroscuro está llena de misticismo... y luego está lo más importante, lo esencial, lo que no se calma con historias pequeñas y frágiles a través de las cuales se conoce al hombre; una atmósfera sencilla, con un tempo narrativo lento que invita a la reflexión, sin conexión aparente con lo externo: salen de las historias -los personajes- y se ponen a vivir en nuestra alma; así pasa con las visiones místicas, hacen cuerpo en nuestra sensibilidad para trascender lo que tenían de autobiográfico atendiendo a la experiencia del místico. "No hemos venido a ver, sino a no ver", decía Ana, lo que desnuda nuestra dependencia y nuestra ceguera, la de quien necesita los ojos de quien sí ve y está dispuesto a contárnoslo, prudentemente, porque "un susurro es más frágil que un discurso, su mitad está hecha de silencio".

Para Lozano, el tiempo cuenta poco en el arte; entre lectores y autores hay cierto pacto intelectual y espiritual. Empezó comentando que los personajes son una cuestión moderna, ligada al narrar de finales del XIX- principios del XX, momento en el que el hombre estaba tan instrumentalizado que no había nada que contar (según Walter Benjamin, "no había nada humano"); todo eran análisis políticos, sociales, económicos..., y al hombre moderno le molestaban las historias. Lo que mejor define nuestra cultura es el desinterés por las historias humanas, en definitiva. A mí, que Lozano nos contara (o nos recordara) que las personas tenemos una dimensión visible y corporal y otra invisible e inefable, que nos aleja de ser objetos, me sugirió de repente muchas cosas, a saber: al alejarse del realismo se ve en la misma perspectiva tanto el objeto como lo humano, de modo que la naturaleza humana estaría hecha de lo mismo que los objetos o que, por ejemplo, la política (por eso, como dijo Lozano, Gauguin o Picasso entienden igual el modo de representar una silla y un grupo de mujeres) Si el ser de la criatura ya no tiene sus trascendentales (los archiconocidos verdad, belleza y bondad) "no hay ser, ni hombre ni mundo", como al parecer vino a querer decir William Faulkner al recibir el premio Nobel en 1950.

Yo me meto con la crítica marxista, ustedes me perdonen. Me importa un pimiento lo políticamente correcto, a no ser que sea lo correcto para mí. Por eso casi me levanto a aplaudir cuando el pequeño valiente -anciano sólo en apariencia- habló de esta corriente y la puso en relación con el arruinamiento del individuo, porque si éste no significa nada en la vida real, no hablemos ya de la dimensión literaria... Las construcciones psicológicas se construyen y deconstruyen según los intereses, faltaba más, por eso también Lacan consideraba al "yo" como "conciencia" y "evolución", como en un proceso de glorioso dramatismo de la vida humana.

Lozano dio la bienvenida a los personajes. Mejor pocos y deslumbrantes, inferí yo, lo cual me hace poner en contraste la multiplicidad de éstos -que pueden acabar como en La Colmena- por una visión mística de, como mucho, tres personas, siempre más fáciles de definir pero no tanto de relacionar, como es obvio. El relato autobiográfico "parece" menos vivo, más cerrado, porque los personajes no se escapan de las manos del autor; responden a los hechos recreados en la memoria y no rechazan la revisión del "demiurgo". Sin embargo, los personajes de ficción escapan al control de su creador, cobran autonomía y se alejan de la expectativa que de ellos se podía tener en un principio. Por el contrario, los personajes reales (en términos autobiográficos y no de calidad literaria) tratan de cumplir lo más posible con la vida que han tenido tanto dentro como fuera de la mente del autor: son personajes (re)encontrados, no construídos. En la construcción de personajes, eso sí, los hay que son fraudes, pero para evitar esto y hacer que un personaje sea propio y viva, el quid está -según Lozano- en el status en que el escritor se instala.

Hay por tanto dos maneras de aproximarse a los personajes y a sus historias: 1) creando historias y personajes que mejoren la realidad del hombre y al hombre mismo, ó 2) mediante una representación de la realidad tal y como es. Parafraseando a Thomas Eliot, decía Lozano que cada vez es más difícil hacer poesía, porque somos más conscientes de estar haciéndola. Las pasiones son cosas del alma, no hay que reir ni llorar ante la realidad, sino comprender, pero en literatura hay que discernir entre el comprender por el contenido o el comprender por la forma de mano del autor. Esto es, si el autor impone el lenguaje, éste será instrumental, y no dejará que el personaje se desarrolle. Debe haber una alteridad de los personajes con respecto al autor: ambos se dan vida mutuamente, al infierno o al Edén, pero nunca a la nada; creo que Lozano se estaba refiriendo a la relación y estímulo emocional existente entre autor y personaje cuando decía que "se puede hacer llorar con un pisotón, las emociones no son suficiente para calificar un escrito de literatura". Por otra parte, decía, "lo ahistórico nos revela lo increíble": la abolición del tiempo histórico, como en las visiones, es reflejo de una realidad trascendental, aunque hay una delgada línea con lo fraudulento, según qué se tenga en cuenta y si el carácter de la narración es onírico, ficticio, visionario... Por tanto, hay que buscar la historicidad en los escritos (por ejemplo, como en el relato de "Las hermanas", incluido en los Dublineses de Joyce)

Pero entre lo más clarividente que dijo estaba el tema de la inspiración, que él afirmaba poder encontrarse sólo en el hombre y las pasiones humanas, en una fusión entre vida y literatura, dos realidades que nunca pueden ir en paralelo. "Tenemos estructura de relato", dijo Ana, y es que ésta es la realidad, tenemos un perfecto concepto de la realidad. Una vez fundido esto en una obra, se requiere la labor de un lector sensible para terminar el proceso con plenitud, un tipo de lector que al mismo tiempo es el mejor crítico.

En la potente imaginación de Lozano, el yo hace rodar el mundo entero como si fuera un eje; un yo expositivo y humilde, que no invada y al que no le falte la inocencia. Un yo que pertenezca al grupo de los hombres y no de los tipos, que espere -no busque- la inspiración para salir a flote y hablar de nuevo y para siempre de las mismas cosas, una y otra vez "desde los cantares de amor del reino de Mari". Un yo que cree una literatura autónoma e independiente; como dijo Habermas, sin que la cultura tenga apelativos políticos. Del mismo modo que Platón siempre ha sido el centro de la especulación filosófica, la literatura ha de ser el punto en el que confluyan los testimonios, la narración de uno mismo y de los demás, la introspección y las ansias de actos comunicativos ... Necesitamos literatura y, por supuesto, necesitamos que ésta -como cualquier otra manifestación cultural- sea la que muestre tanto la esencia como el destino del hombre.


martes, 11 de marzo de 2008

Ojos del Guadiana

Como un río triste e impetuoso, lánguido en ocasiones, discreto. Casi como llega el crecer y se marchan los consejos, casi como el venirse a este lado o el irse de repente, prácticamente así al estar los ojos míos que me dejan ciega y testaruda, lenta y muda a veces, consumida. Viene y se va el río, acechando los ojos del Guadiana. Sin la fuerza de una garganta de piedra que ansía un mural de colores, con las páginas en blanco que es todo este saber de ese algo pequeñito y lleno de rabia, que me atraganta con la incertidumbre de reconocerme en ello a mí misma. Con el grito ahogado de un cuerpo que se marcha y que se queda, que viene y va como las palabras insistentes y amontonadas de un libro. Los ojos del Guadiana, me dicen, y yo pienso en todo esto sin más, pienso en todo esto.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Malka (parte III)

Mi barrio es la perla de Jerusalén. Un pequeño barrio ultraortodoxo que cuidaba a sus judíos austeramente y los hacía convivir en paz en grandes comunidades que se daban la mano de acera a acera. Es una perla negra como las casas que la componen, negras por el tiempo y por el olvido del mundo secular de sus alrededores, negra como las juntas de las puertas, los recovecos de las calles y las inscripciones en algunos de sus muros, como mi vestido, mi pañuelo más riguroso, mis zapatos, mi bolso antiquísimo, mis ojos... negra como el pasado que habitaba en los corazones y la memoria de todos los que allí estábamos, felices por encontrarnos a salvo y al mismo tiempo cargando con una pesada maleta de recuerdos por los que habrían cruzado los mares a nado de haber sabido de una tierra en ciernes a salvo del odio antisemita. Europa, incluso en la Jerusalén que habita en la mente de un habitante de Mea Shearim, seguía significando para muchos la vergüenza y la pena, el expolio y el exilio, el exterminio y el extravío de las inagotables esperanzas de una convivencia en paz con los cristianos.

Para mí, que oía contar historias de las guerras prácticamente cada día, y a quien se le recordaba continuamente lo que significaba cada cosa que poseía, lo valioso que era poder colgar mi bolso raído del brazo porque significaba que aún tenía un mínimo derecho a la propiedad, la alegría que debía sentir de camino a la sinagoga, cuánto debía apreciar cuanto a mí nunca llegó a parecerme natural... para mí, sólo existíamos mi identidad y yo, dos seres aparte que siempre se encontraban. Continuamente durante la comida, en la galería del templo, paseando o de camino a la escuela o hacia cualquier encargo, me entretenía a hablar con mi identidad, que curiosamente no se me parecía demasiado. A veces, mi identidad declinaba mi invitación y hacía que me las viera con continuos pensamientos de aislamiento incluso dentro de mi nutrida comunidad; hacía que en ocasiones mirara a mi alrededor buscándola, sin que hubiera manera posible de dar con ella durante largo tiempo, y me dejaba huérfana durante semanas, hundida en mis sórdidos pensamientos y obligándome a forzar mi sonrisa. Cuando volvíamos a encontrarnos me resultaba incluso difícil reconocerla y necesitaba hacer verdaderos esfuerzos para volver a bailar con ella en la rutina diaria, necesitaba que me sedujera y devolviera la sonrisa a mi rostro, necesitaba que me hablara, ablandara mi corazón y me llevara de la mano a mis antiguos quehaceres en Mea Shearim. Era entonces cuando me calmaba y mi cabeza dejaba de dar vueltas, cuando podía descansar y sentirme más entera.

Uno de los pocos que daban color al puzzle que era mi barrio, donde todo parecía encajar, era mi primo Shmuel, hermano de Eyal, de Daniel y de Shlomo. Shmuel, de cara y cuerpo espartanos y de mirada cortante y rápida como la de un animal acorralado, era mayor que Eyal pero más joven que Daniel y Shlomo. Era la oveja negra de la familia no sólo por su tez morena resultado de sus escaramuzas con el sol del Néguev, sino también porque fue el primero en dar la espalda a milenios de tradición y a miles de esperanzas puestas en él; entendía que la lucha por un Israel más fuerte se haría desde el socialismo agrario de los kibbutzim y no desde las polvorientas y crujientes sinagogas en las que predicaba su padre. A edad temprana ya tenía su particular opinión sobre lo que él llamaba el ‘sionismo religioso’, y tenía claro que su sionismo tenía mucho más que ver con el de los padres de la nación, Herzl y Ben Gurión, o el de Meir, y que los tsabra y no los judíos jasídicos eran quienes legitimaban el poder y la existencia de un estado que, por otra parte, ni siquiera mencionaba a Adonai en su constitución.

- Qué le voy a hacer –decía Rabbi Alon, cruzando las manos sobre su vientre y moviendo su cabeza de un lado a otro-, al menos no se ha alejado de Baruch Hashem.

- ¡¿En un kibbutz?! – preguntaba mi padre escandalizado.

- Más lejos está la diáspora, y millones de judíos llevan a Adonai en su corazón – contestaba Alon sin mover un solo pelo de su larga barba y sin levantar sus ojos del suelo.

- Espero que no sigan enseñando eso en las yeshivot... – quiso acabar mi padre la conversación

- Lo cierto es que no voy a discutir contigo, aunque como rabino que soy de la comunidad a la que perteneces, debo recordarte que no hay precepto que niegue la libertad a ningún judío de bien.

- Pero la ley de Moisés ordena honrar a los padres

- Me honra, Jeremiah, me honra que mi hijo lleve su alma judía a la esterilidad del Néguev, porque seguro que dará tanto fruto como los cultivos tan famosos que de allí proceden. – y zanjó la breve discusión dejando a mi padre gruñendo para sí y moviéndose incómodo en su butaca de mimbre virgen.


jueves, 28 de febrero de 2008

Juno vista por Quino


Va a resultar que la afamada película ya tenía antecedentes en la mente de Quino en la Argentina de mitad del siglo pasado... Nada como recuperar a Susanita para devolver algo de inocencia y sensibilidad a Ellen Page.

martes, 12 de febrero de 2008

El aborto (en España): denigrante.


Desde esta pequeña plataforma que es mi blog, me hago eco de un tema que consigue dejarme con la boca abierta ante la pasividad (básicamente la ideológica, o lo que es lo mismo la falta de criterio) de muchos: el aborto. En el mundo entero es un problema, pero lo tenemos muy candente en España y me parece muy oportuno chasquear los dedos desde la web para ver si a alguien (seguro que ya hay muchos, pero me refiero a "alguien más que a los de siempre") se le ocurre pensar en, por ejemplo, los casi 200.000 abortos en 2007. No sé qué es más fuerte, si la indiferencia de los organismos públicos y buena parte de la sociedad, el enriquecimiento con este tipo de asesinatos o la ignorancia e impiedad de las propias madres. Sin palabras. Desde luego la falta de humanidad muchas veces no tiene límite... Pobres almas de niños. Y "pobres" madres que no saben lo que se juegan. Quizá su peor condena es darse cuenta algún día de que han perdido su mayor tesoro.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Malka (parte II)

Algunos sábados o en la fiesta de sukkot, Eyal solía acordarse de viejos chistes judíos que, como si fuera un anciano, contaba una y otra vez hasta que él mismo se daba cuenta de que nadie reaccionaba ya con la misma carcajada del principio:

- ¿Entiendes? Es humor judío- decía, como si su interlocutor estuviera obligado a apreciarlo por tal condición.
- Es siempre el mismo humor judío- contestaba mi padre, siempre escueto.

Si las horas pasaban sin que nadie hiciera ningún comentario de la Torah o de la Mishná durante ese tiempo de oración, sumido cada cual en un pronto Eyal rompía el silencio y demandaba alguna chanza que rompiera el hielo:

- Por lo que parece las termitas seculares no acabaron con tu justicia judía pero sí con tu humor y tu juicio, que han mermado nuestra posibilidad de crecer en la sabiduría de Adonai, hasta el punto de parecernos alfileres que desgarran el velo limpio y elevado del Shabbat.- dijo mi padre, esta vez en tono más serio.

- Honremos a Adonai, Eyal, olvídate de esas interrupciones laicistas que no saben dividir el tiempo con cordura y aprovecha estas horas de estudio para meter algo en esa cabeza tuya- añadió Rabbi Alon, que siempre me pareció el más anciano y sabio de todo el barrio judío, y a la vez el menos estricto y más bondadoso de los rabinos- ¡y tráeme un poco de jalot! Tus impertinencias me abren el apetito... decía guiñándole el ojo y procurando que su hermano (mi padre) no advirtiera su gesto burlón. Él, sin embargo, le lanzó una mirada inquisitoria que a Alon le provocó una sonrisilla traviesa, casi infantil, sumiéndole de nuevo en la lectura atenta.

Recuerdo aquellos días infinitos como gotas impacientes atrapadas en un viejo grifo estropeado, cayendo con calma y estrellándose contra la superficie sin que nadie pareciera darse cuenta. No importaba que la semana hubiera estado llena de acontecimientos de júbilo o que una pena espesa hubiera cubierto nuestras casas, no importaba que a Rivka se le acumularan infinidad de vestidos que coser para sus innumerables clientas ni que Yael se las tuviera que ver con incontables e insondables partituras, que a veces se me antojaban hormiguitas sobre un lienzo inmaculado. Si no importaba esto ni importaba la necesidad de un paseo por la ciudad, de adelantar trabajo para el domingo, de cambiar las sábanas..., si en Shabbat sólo honraba a Adonai el vestirse con nuestras mejores galas, fortalecer lazos con la comunidad, leer los libros sagrados, recitar el Shema y las bendiciones propias de tan importante día, cantar hasta alcanzar el cielo y mientras tanto poner mente y corazón en las manos de Adonai, entonces el resultado era cualquier viernes en Mea Shearim. Y allí estaba yo, naturalmente, encendiendo las velas semana tras semana, cubriendo mi cara con mis manos y tendiendo un puente entre Adonai y nuestra mesa engalanada de la calle desconocida, vestida de fiesta y ofreciéndonos vino especial para Shabbat, empanadillas, kugel de patata y cebolla, de manzana...; todos estos suculentos alimentos me parecían estar en blanco y negro hasta que una sencilla frase los dotaba de mil colores:

“Bendito seas, Dios nuestro Señor, Rey del Universo, que nos has santificado con tus mandamientos y nos has ordenado encender las luces del Shabbat”

Tras esto, todos sonreíamos y las mujeres esperábamos a que los hombres bendijeran el vino y cantaran, mientras una mujer gentil, con el objeto de que ninguno de nosotros hiciera ninguna labor en tal día, se ocupaba de servir y recoger cuanto íbamos necesitando. Como digo, esto daba luces y sombras a la semana, la hacía revivir con sus cánticos y su guiño de eternidad y trascendencia, y al mismo tiempo la oscurecía con su silencio y su oscuridad (no teníamos luz eléctrica y sólo contábamos con la que nos proporcionaban unos cuantos candelabros estratégicamente colocados y sólo prendidos durante cierto tiempo) El Shabbat era como una novia que cubría con la cola de su vestido a todo el barrio e incluso a Jerusalén en muy buena parte, y que nos adormecía con su vino y con su paz, para irse dejando el rastro de tres luminosas estrellas que daban la bienvenida a la nueva semana. Como una gota de agua. Como una inevitable, omnipresente gota de agua que me dejaba sedienta.

jueves, 31 de enero de 2008

Dígame, Sr. Oz...

Aquí transcribo una entrevista hecha al genial escritor israelí Amos Oz por Juan Sardá en El Cultural, con motivo del Premio Príncipe de Asturias (¡puxa!) de las Letras. Por supuesto, obvia decir que me parece un escritor contemporáneo imprescindible. Allá va:




Quizá ha sido el mismo destino escurridizo que no quiso que el padre de Amos Oz (Jerusalén, 1939) obtuviera jamás una más que merecida cátedra el que ha dispuesto que su hijo, Amos, disfrute de un igualmente ganado reconocimiento universal (sin contar que es también catedrático de Hebreo Moderno en la Universidad Beer-Sheva). Oz brilla hoy como la voz literaria más potente de Israel, sus libros han sido traducidos a más de 25 idiomas y sus opiniones ejercen una gran influencia. Testigo de excepción por su lucidez y compromiso de la historia de un país en el que vio la luz pero no existió como tal hasta ocho años después, cuando la ONU decretó su nacimiento. Es uno de los hechos históricos descritos en primera persona en la monumental Una historia de amor y oscuridad (2003), autobiografía conside- rada la obra capital de su narrativa como lo es Contra el fanatismo (2003) de su producción ensayística. En una conversación con El Cultural Oz habló sobre las claves de su obra y vida, muchas veces al hilo de la recién reeditada Fima, novela que escribió en 1989. Protagonizada por un cincuentón caótico, obsesionado con la política y gran seductor, es uno de sus libros más emblemáticos.


– Tres años después de recoger el Premi Internacional de Catalunya vuelve a España para recoger otro galardón, el Príncipe de Asturias. ¿Se siente ligado a la cultura española?– Siempre he sentido un amor profundo por España e Hispanoamérica. Desgraciadamente no hablo su lengua, pero he leído todo lo que se ha traducido al hebreo. Me siento muy próximo a la literatura hispánica porque tiene una mezcla de humor, tragedia, calidez y transparencia, a veces incluso en el mismo párrafo. Esa combinación entre comedia y drama está muy cerca de mi forma de ver el mundo y también he querido reflejarla en mis libros. Al fin y al cabo, son dos ventanas desde las que observar el mismo paisaje.


– Su visita coincide con la reedición de Fima, casi veinte años después de que usted la escribiera. ¿La tiene muy presente?

– Sí, desde luego. El de Fima es un personaje por el que siempre he sentido una gran simpatía. Aunque sea un desastre, hay una gran dulzura en su vida. Nada puede frustrarle sus ganas de vivir. Me gustó mucho escribir esa novela y desde entonces he tenido a Fima muy cerca de mi corazón.

– Es una novela con muchos elementos característicos de su obra. Por ejemplo, el tema político. ¿Está usted de acuerdo con ese Fima que acusa a la derecha israelí de aprovecharse del Holocausto o incluso compara la actuación del Estado judío con la Alemania nazi?

– Yo sabía que mucha gente se iba a enfadar por esas opiniones. Por supuesto, hubo quien me acusó de utilizar al personaje para decir lo que realmente pensaba. La novela fue un gran éxito de ventas en Israel y, aunque suene ridículo, sé que hay muchas personas que la leyeron sólo para enfadarse conmigo. Yo no comparto muchos puntos de vista de Fima, pero hay algo en ellos que me resulta muy atractivo, que despierta en mí una enorme simpatía. Está relacionado con su propia personalidad. Fima es como un niño, tiene esa inocencia que también le procura mucho éxito con las mujeres.

– Como es habitual en sus novelas, los personajes son lo más importante. ¿Comparte el anhelo de Flaubert de escribir una novela sobre “nada”, sin argumento

Cuando hago ficción, escribo sobre personas, no sobre ideas. Pero que los personajes sean lo esencial de la narrativa no significa que me disgusten las tramas. Al contrario, disfruto mucho con ellas y creo que al lector también le gustan.

– Usted ha dicho que escribe las novelas con una mano y los ensayos con la otra. ¿Tanta diferencia impone un género de otro?

– Cada vez que estoy de acuerdo conmigo mismo al cien por cien, entonces escribo un artículo y le digo al Gobierno que se vaya al infierno. Cuando comienzo a dudar de lo que pienso, entonces me pongo a escribir una novela. La ficción te permite ser más ambiguo, acercarte a la verdad de una forma indirecta, con pequeñas aproximaciones.

– La ficción también permite volar a mundos imaginados. ¿Se siente próximo a ese Fima que tiene problemas para distinguir entre la realidad y la ensoñación?

– Yo soy muy diferente de Fima. Debe quedar claro no sólo eso, sino que tampoco he pretendido hacer ninguna metáfora con él. Aunque es cierto que yo siento esa dualidad entre el mundo de la imaginación y la realidad física. Ambas dimensiones me pertenecen a mí y yo les pertenezco a ellas. Lo mejor es poder pasar de una a otra, hago ese viaje continuamente. Cuando estoy en un lado, en seguida quiero ir al otro.


Oz comenzó su andadura literaria en los 60, mientras vivía en el kibutz de Huda, en el que se instaló tras independizarse de su padre siendo un adolescente y de donde no se movería durante más de 30 años. En esa década ya publicó obras capitales como Donde aúllan los chacales (1965) o Mi querido Mijael (1968). Desde entonces ha desplegado una actividad incesante jalonada por otras obras suyas como La colina del mal consejo (1976), No digas noche (1994) o Una pantera en el sotano (1995) a las que habría que añadir las ya mencionadas y los cientos de artículos periodísticos. Hijo de una familia de intelectuales y profundamente marcado por el suicidio de su madre cuando él tenía doce años, fue uno de los fundadores del movimiento Paz Ahora, creado en 1978 por miembros del Ejército israelí en la reserva. Como militar participó en la Guerra de los Seis Días (1967) y del Yom Kippur (1973).

– De una forma u otra, siempre está presente el personaje de esa madre ausente, muerta de forma prematura mientras el protagonista es un niño. En Fima se llama Carla, que en hebro significa “está frío”. Esa madre cobra un protagonismo estelar en Una historia de amor...

– Para mí, la literatura consiste en invitar a los muertos a tomar café en mi casa para hablar con ellos. Es una forma de comunicar con los tiempos que se fueron, con los que ya no están aquí. Esa sensación la tuve de una forma más fuerte, claro está, cuando escribí Una historia..., pero puede aplicarse a mi forma de ver la literatura en su conjunto.

– La niñez como etapa fundamental en la vida, marcada casi siempre por una tragedia que afectará al adulto de forma profunda. ¿Cree que los artistas están más cerca de la infancia por su propio trabajo?

– Todos podemos tener un niño dentro, sólo que algunos optan por matarlo y otros preferimos mantenerlo vivo. En mi caso, mi actividad literaria está claramente conectada con la infancia. Para empezar, están las historias que mi madre me contaba cuando era pequeño, esas narraciones truculentas, góticas y extrañas, en absoluto adecuadas para un niño como el que yo era. Esos relatos son los que me han impresionado y marcado de una forma más profunda. Ése es un regalo que me hizo mi madre.

– No sólo su madre. En Fima, también parece que hay ecos de ese padre suyo con incontinencia verbal.

– Mi padre no fue la inspiración para Fima en absoluto. Hay una diferencia fundamental entre ambos, mi padre hablaba mucho porque sentía un pánico absoluto hacia el silencio. Sin embargo, en el caso de Fima forma parte de su carácter exuberante. No hay tensión en ello, más bien al contrario, seducción.

– Y de nuevo, hombres que aman a las mujeres. Como su abuelo.

– Sí, desde luego. Tanto Fima como mi abuelo son hommes à femmes. Hombres que tienen la capacidad de seducir a las féminas. Pero en este caso también hay una diferencia fundamental entre ambos. Mi abuelo era un hombre muy rígido para determinados temas, sin ningún sentido del humor y Fima sí lo tiene, es incluso autoparódico.

– El sentido del humor, tan importante en su obra y en su forma de pensar. Usted lo propone como antídoto en Contra el fanatismo.

– Nunca he conocido a nadie que sepa reírse de sí mismo que sea un fanático. Si el sentido del humor se pudiera vender en cápsulas, se arreglarían muy rápidamente la mayoría de problemas en el mundo. Daría un brazo por inventar esas pastillas y ganar con ello el premio Nobel de medicina, no el de literatura. No me fío de esa gente que camina como un signo de exclamación.


– Otra constante, Jerusalén, descrita como una “ciudad manicomio”. Usted nació allí pero vive en Arad, un pueblo pequeño. ¿Se fue huyendo de ese “síndrome de Jerusalén” por el que sus habitantes se vuelven mesiánicos?

– Nunca he tenido ninguna voluntad de convertirme en profeta. A Fima, el pobre, le ha tocado ser el profeta de los taxistas, algo es algo. Es una ciudad muy curiosa llena de intelectuales, mesías y redentores. En el pueblo donde vivo, Arad, todos me conocen y ese tipo de oropeles parecen muy lejanos.

– ¿Y son sus intelectuales “histéricos y llorones” como dice el protagonista?

– Eso no es más que un tópico.

– En Fima no sólo sus ideas son polémicas. También su concepción del aborto. Un tema muy presente pero en cuya polémica no entra.

– Porque, efectivamente, no es una novela sobre el aborto sino sobre la relación de un hombre con el sexo contrario. En este sentido, para Fima el aborto es un favor que se le hace a las mujeres, porque las liberan de cualquier elemento masculino, que detesta. Su forma de ver este asunto es lo que explica la esencia de su personalidad. (Y yo, Cristina, digo: Hablaría yo con Fima de un par de temas, y me parece que su ultrafeminismo destructivo (lo que también podría decirse menos eufemísticamente) es, no la esencia de su personalidad, sino su falta de humanidad)

– ¿Qué retos y ventajas le reporta escribir en hebreo, una lengua que casi no se utilizaba fuera de la religión hasta la creación del Estado de Israel en 1948?

– Como escritor, el hebreo es el mayor regalo que habría podido recibir. Es un maravilloso instrumento musical sobre el que componer. Siento que hay un paralelismo con los escritores en inglés durante la época isabelina, cuando se encontraron un idioma todavía sin formar del todo y que podían explotar al máximo con su imaginación. Me gusta porque no está solidificado y eso me da un gran margen de libertad. Siento la misma relación con mi idioma que un amante desbocado, es como un volcán que siempre está a punto de erupción.

– Usted ha dicho recientemente que existe una oportunidad para la paz pero que ésta sólo puede firmarse con la ANP, que sólo controla Cisjordania. ¿No cree que es arriesgado aislar a Gaza de un pacto?

– Ahora hay un liderazgo israelí que está dispuesto a hacer concesiones, a llegar a acuerdos. Y lo mismo sucede en Cisjordania, donde se ha impuesto la moderación. Creo que es obvio que no podemos pactar con Hamás, que sigue preconizando la desaparición de Israel como su objetivo fundamental, y que no por eso debemos perder la oportunidad de pactar con una parte importante de los palestinos. Lo que no quiere decir que no me preocupe lo que sucederá con Gaza.

– Después de tantos años de conflicto entre árabes y judíos, con un desgaste tan enorme, lo lógico es que haya cansancio por ambas partes. ¿Cree que la fatiga puede ser una fuerza para la paz?

– Quizá la principal. La fatiga es un excelente generadora de acuerdos y tratados de paz. No sólo en las guerras entre países, también en nuestra vida cotidiana, en las propias familias. Efectivamente, tanto judíos como árabes estamos exhaustos después de tantos años de conflicto, y esa sensación juega una baza importante a favor del acuerdo. Claro que hay que tener en cuenta que los fanáticos lo son precisamente porque nunca están cansados.


– Para terminar, usted cambió su apellido por el de Oz, fortaleza. ¿Le ha servido de algo?

– Cuando lo hice realmente necesitaba mucha fuerza para poder emanciparme de mi padre y emprender una nueva vida. Fue una época en la que precisaba coraje y valentía. Pasado el tiempo, soy incapaz de decir si ese nombre tuvo algún efecto, pero entonces yo desde luego pensaba que lo tendría.

miércoles, 30 de enero de 2008

El vraeru estatutu d'un pueblu con xacíu

Mentantu l’Estáu trema pol alderique alrodiu del “Estatut” n’Asturies ya s’esparde l’únicu modelu qu’un pueblu ensin xacíu (nin gota d’interés n’algamalu) podría reivindicar. Por si a estes altures nun-y lu unviaron entá equí darréu pue lleése l’articuláu completu del Estatutu d’Autonomía de la República d’Asturies.
REENTAMÁU D’EL ESTATUTU D’AUTONOMÍA DE LA REPÚBLICA D’ASTURIES

PREÁMBULU

Asturies, faciendo usu d’el derechu que-y reconoz la
constitución, declara la su voluntá d’armase en República
Independiente d’Asturies, rexón a la que tuvo subyugá hasta agora
mesmo. N’esta hora solene en qu’Asturies recupera la so llibertá,
rinde tamién homenaxe a tolos homes y muyeres que ficiéronlo
posible.
Asturies non escaez.

TÍTULU PRELIMINAR: ARREMANGAES XENERALES


Artículu 1

Asturies ye nación, entamá na forma de República.O por lo menos lo
val.

Artículu 2

La República d’Asturies tá fecha per los territorios actuales más
los que se reclamen por razones históriques y turístiques y en
conceptu de recuayamientu,
que son: Tolos pueblos de la provincia de León sometíes al yugo de
Castilla.

Artículu 3

Escudu. Tará formau per una imaxen del Puente de Villaviciosa con
el escudu del Real Sporting de Xixón y del Mosconia a ambos laos,
coronáu por vasu sidra col focicu de Pelayo grabáu.

Artículu 4.

Himnu. El Himnu d’Asturies será ya el reconocíu internacionalmente
y declaráu patrimoniu de la humanidá por la PAESCU (Puxa Asturies
Educational, Scientific and Cultural Organization).

Artículu 5. (suprimí-y la rima)

Artículu 6

Van ser paisanos de la República D’Asturies toos aquellos nacíos en
los praos y cases de la República,y en los territorios citaos n’el
artículu 2.

Artículu 7.

Llíngua. La llíngua oficial del estáu astur será el Astur (o
asturianu, o bable). To paisanu tien el derechu y el deber de
deprender la su llíngua. Les istituciones van promover su usu y van
ser especialmente escrupuloses (por ****) de que en dicha
llíngua vengan traducíos los billetes del bancu, entráes pal
Molinón y los tíques del Carrefour, Lidl, DIA, El Corte Inglés,
Mercadona, y el Árbol. Los que non sepan falala dirán a clases los
martes y xueves después de llamber.

Artículu 8

El faro d’el Cabu Peñes a partir d’agora, en vez de la tradicional
llume emitía, va entamar a emitise un focu con fondo oscuru de
forma Cruz de la Victoria. Pa si salen los tanques del ejércitu
d’españa, venga Pelayo a echanos un cable.

Artículu 9

La bandera. Asturies tendrá una nueva bandera, azul cola Cruz de la
Victoria n’el fondu. Los colores cambiaránse ya segun los colores de l’escuderia en la que te Alonso.

TÍTULU PRIMERU

Artículu 1.

Financiación. El tesoro d’el Estáu será sufragáu per ún impuestu
directamente proporcional a la riqueza de sus paisanos, así como
per ún canon sobre les pastilles juanola, vino Don Simón , los
armarios del ikea, el papel higiénicu y solidariamente per lo que-y
sobre a Cataluña.

Artículu 2.

Con l’aprobáu d’est articuláu colmense les reivindicaciones
históriques de León y así pues per fín LEÓN YE UNA PROVINCIA sin
discriminación sobre’l restu de les que formen La República
D’Asturies.

Artículu 3.

Toles provincies dependen orgánica y administrativamente de Uviéu
capital, como capital de la República, incluíu León.

Artículu 4

La Asamblea ye la cámara de representación de to los Astures y tará
formáu per ún sólu escañu.

Artículu 6

Ta permitíu el botellón

TÍTULU SEGUNDU

Artículu 1.

Moneda. La moneda d’Asturies ye el pinín, divisible a su vez en
piezas de menor valor, así 1 pinín equivale a 100 pininos, y tan
equiparaos a la moneda imperialista d’europa.

Artículu 2

La unidad de medida ye el cachu. Tómase como referencia la
distancia entre Ribadeo y Covadonga: Un buen cachu, que ye
proporcional en 100 veces al cachu.

Artículu 3

El cachu divídese en 100 cachinos. La unidad fracionaria d’el
cachu ye’l cachín, tamién llamáu “un trozu”.
Como unidaes superiores al Cachu adoptarase LaDeDios y el
CachuLlargu.

Artículu 4

La Sidra cúbica ye la medida de capacidad. La Sidra cúbica midese
al revés. Exemplu: una pipa sidra llena ye
igual a 1.000 Culetes, una pipa sidra vacía ye igual a la de dios
de asturianos.

Artículu 5

La República D’Asturies arropellará el Río Sella pa evitar
trasvases d’ésti a otres cuenques. A partir de güei será navegable
hasta el Picu Fariu.

Artículu 6

Festividaes. La Semana Santa queda revocá, que pasará a llamase
Semana Pelaya. La folixa na primavera de Mieres, la fiesta peritos
e ingenieros del 19 de Marzo(San Xosé), la novena de químiques y
la Espicha d’Económiques van ser declaraes fiestes nacionales, y
establezse el día 8 de Septiembre -Dia D’Asturies- como el día de
la fiesta nacional.

Artículu 7

La comidona nacional ye la fabada, incluyendo el pixín, el pote
asturianu, los chorizos de noreña, los callos y el pan d’escanda
como platos de la
gastronomía nacional. La bebida nacional ye la Sidra. La sidra
dulce tendrá carácter de bebida arropellada por los llagareros.

ARREMANGAES ADICIONALES

Artículu Únicu
El poder na República D’Asturies emana del pueblu, que vota nos
chigres.

ENMIENDES:

Primera: La Xefa l’estáu sedrá la Pita, con calter vitaliciu, en cualsiquier de los sos traxes, vistíos y ensin importar el númberu de plumes que tenga.

Segunda: L”español” como modalidá llingüística dialeutal del asturianu propia de delles zones d’Uviéu y Xixón tará protexíu y promocionaráse’l so usu y el so deprendizax al traviés de sovenciones millonaries que nun valgan pa nada y lu conderguen a una muerte llenta y sofrida.

Tercera: Espublicaráse añalmente una antoloxía de lleendes urbanes, qu’espondráse comu obra maestra na Selmana de les Lletres

Cuarta: Los poderes públicos han garantizar l’usu normal d’esprais y pintures nos lletreros y cartelos.

lunes, 14 de enero de 2008

Malka

Aquel día lo había pasado llorando, mientras mi madre me arrastraba con su mano izquierda por las calles más laberínticas de Meah Shearim, tirando de mí como de un abuelo testarudo y apartándose continuamente el sudor de la frente con el dorso de su mano derecha. Su vientre abultado nos llevaba casi medio metro de ventaja –unos ocho meses- y tiraba con fuerza de mi madre, que ante mis ojos lluviosos aparecía como una letra ב coronada por una cabeza amable, sudorosa, suspirante y envuelta en un pañuelo que horas antes se habría colocado con sumo cuidado y que le daba garantías frente a la familia y frente a Adonai, haciéndole parecer aún más digna, más respetable, más judía, más mujer. Todo eso representaba aquel inocente atuendo, aunque para entonces pensaba que era parte de ella (o quizá fuera más bien al contrario)

- Malka, si dejas ya de llorar te prometo que invitaremos a tu primo Shmuel a la cena de Shabbat.
- No te creo – dije yo, insolente, sin parar de llorar.

Mi madre respondió con una mirada fría, dura, soltando repentinamente mi mano y abandonándome a mi suerte en medio de la calle. Para su sorpresa –pues no dejaba de mirarme de reojo- enjugué mis ojos y eché a andar en dirección contraria, estirada y orgullosa de mi nuevo, aún inexplorado momento de independencia y sin molestarme siquiera en mirar hacia los lados. La calle entera era para mí un camino en el que todo el mundo tenía que apartarse, cediéndome el paso, con independencia de si se trataba de un rabino o un goy, los dos extremos en que se dividía la sociedad que me abrazaba por aquellos años. Con la vista al frente, a mi paso oía risas de unos, murmuraciones de otras..., y con mi cabeza veía cómo las tiendas se iban cerrando a mi alrededor, con cadenas que abrazaban las rejas de las puertas y se despedían del tendero con el golpe seco del candado, hasta el día siguiente, hasta el jueves. La calle por la que caminaba –que, aunque estrecha, era una de las más importantes del barrio- parecía ser en mi imaginación una interminable serpiente surcada por otras calles angostas que la atravesaban ferozmente como dagas muesas que dejaban un rastro seseante de calles gastadas y aceras mordidas por el tiempo. Iba a girar por la primera de ellas, atraída por la belleza de una de sus ventanas, cuando sentí un fuerte golpe, sordo y masculino, de una mano que chocaba contra mi cuerpecito de seis años, para asirme después del brazo, alejándome de mi vano intento de perderme por el barrio más ortodoxo de Jerusalén, y sumiéndome de nuevo en un llanto incontrolable. Esta vez, sin embargo, la mirada de mi padre me calló. Lo decía todo con los ojos, que eran los míos. Anduvimos el resto del camino en silencio, sin mirarnos el uno al otro, y cuando recogimos a mi madre donde yo la había dejado, ésta se dirigió a mí sin mirarme:

- Acuérdate de que no hubo ninguna promesa.

Yo, que había alzado los ojos hacia ella para mirarla, volví a dirigir la vista hacia el lomo de aquella serpiente perdida en Mea Shearim, mientras mi corazón ardía de rabia y de pena. Mi primo Shmuel era el primogénito de mi tía Rivka y el tío Alon –Rabbi Alon-, y no sólo le tenía un inmenso cariño, sino que mi admiración por él me había hecho incluso escaparme de casa para intentar convencerle de que no ingresara en el ejército. “Inútil, Malka” – me había contestado él, sin dar más explicaciones. Desde que tengo memoria, Shmuel había sido un niño rebelde, descarado a los ojos de la familia e indiferente al constante escrutinio que le suponía vivir rodeado de judíos jasídicos, cuya intransigencia era tan pasional como el trance de sus bailes y cantos, que se perdían en el tiempo y en el espacio y transmitían a quien los veía una sensación de agujero negro, de remolino repentino y esporádico de locura y éxtasis que te hacía perder la mirada hasta que ésta quedaba flotando en el aire y bailaba al son del clarinete, al que se oía canturrear en yiddish. El hermano de Shmuel, mi primo Eyal, virtuoso del violín y amante de nuestras milenarias tradiciones, de los shofarim y las menorahs, de sus tefillim y sus tallitim, de su kipah y sus peoth, de la poesía sefardí y de los cuentos jasídicos, de la tradición halájica y del folklore tradicional, se había alejado de la vida secular tan pronto como advirtió las tentaciones de ésta, que se le antojaban pequeñas y casi imperceptibles termitas que acabarían por carcomer su alma de justo y convertirían su corazón en una estatua de sal, expuesta a un derrumbe al menor golpe. Yael era alto y delgado, de cabellos morenos y rizados y con unos infinitos y acristalados ojos azules que parecían cuatro de tan profundos que eran. Sus gafas, invisibles a las miradas despistadas, tenían el color del aire y filtraban todo aquello que Yael –ávido jerosolimitano del primer cuarto de siglo – copiaba en su retina como los girasoles recogen la luz del sol; en sus caminatas hasta el muro de las lamentaciones, mientras las composiciones de Szymon Goldberg resonaban en su cabeza de yiddish alemán, su mente israelí adivinaba en los turistas períodos latentes de nostalgia por la tierra prometida, en sus rabinos una búsqueda indigente por nuevos debates talmúdicos que parecían haberse perdido en tierras de la diáspora, y en los nuevos intelectuales unos seres profundos pero vacíos, como quien cava una tumba para acabar dándose cuenta de que no puede salir.

domingo, 6 de enero de 2008

Novísimos a Rosa, J. A. Muñoz Rojas (1998)

"Nunca como antes y siempre
como antes. Son los lugares mismos,
la mano misma que te escribe. ¿El agua misma
la que corría entonces? Estas luces
de finales de mayo, son las del mayo aquel,
cuando entre los granados me dijiste:
Te quiero como nunca. Yo te dije:
No me hables de nuncas que no existen,
sino de siempres nuestros para siempre,
o quizá todavías que nos aguardan."

sábado, 5 de enero de 2008

¡Vivan los Reyes! :)

Auf die Heilige Drei Könige!! Kein Weihnachtsmann mehr!!