martes, 18 de noviembre de 2008

Plan de Bolonia

miércoles, 12 de noviembre de 2008

"Mensaje reservado"


Hace poco vino un escritor del antiguo Madrid, del Madrid de palpusa y chaleco de pata de gallo y las calles de segunda puesta. Vino azotando su cigarrillo al viento, con movimientos secos de su mano contra el aire sucio de la capital, como si quisiera quitárselo de encima. Y vino misterioso. Según nos hablaba a todos, reunidos alrededor de espumosas cervezas y sumidos en un aire de indiferencia, sus palabras aparecían al mismo tiempo claras pero obtusas, enredadas en su mismo significado, adormecidas en la vitalidad del castellano vivaracho y chisposo. Los gestos del fumador del chaleco parecían acompañar lo que sus palabras retorcían, pero ambas cosas se enzarzaban en una lucha de significados, como si el discurso de aquel tipo fuera una enredadera de pensamientos cuyas alusiones ninguno pudiéramos disociar. Sus ojos se volvían tristes a una vez, pensativos a otra, siempre lejanos. Mientras se acababan las cervezas, mientras todos íbamos levantándonos para atender nuestros quehaceres, él se empeñaba vehementemente en hacernos comprender sus palabras. Parecía un pez vital que hubiera roto su propia pecera para lanzarse al vacío de la asfixia; y, como un pez en plena asfixia, parecía que hablaba sin apenas emitir sonido. ¿Qué es el significado sin el lenguaje? ¿Y qué es el lenguaje sin significado? Los muertos hablan, sí, son los escritores que nos quieren contar lo que no les dio tiempo a decir (por la brevedad e intensidad de sus vidas) o que quieren contar a todos lo que sólo pudieron decir a algunos. Lo que es cierto es que no podemos llevarnos mensajes con nosotros. El resto de los vivos, a su tiempo, se ocupan de ellos. Los mensajes reservados, ¿qué son? Sólo un modo de retrasar lo inevitable -que somos y debemos ser comunicables- y lo necesario. Perseguimos la felicidad pero, ¿y si los mensajes encriptados nos pesan y no nos dejan avanzar por el camino que conduce a ella? Es posible que nos quedemos (ad)mirando y amando nuestros secretos, puede incluso que lleguemos a amarlos más que a nuestra propia felicidad. Pero, entonces, el hombre del chaleco... ¿no debería dejar de ser un pez?

jueves, 23 de octubre de 2008

¿Para qué sirve la literatura?

(by Jorge Majfud, University of Georgia)

Estoy seguro de que muchas veces habrán escuchado esa demoledora inquisición: «¿Bueno, y para qué sirve la literatura?», casi siempre en boca de algún pragmático hombre de negocios; o, peor, de algún Goering de turno, de esos semidioses que siempre esperan agazapados en los rincones de la historia, para en los momentos de mayor debilidad salvar a la patria y a la humanidad quemando libros y enseñando a ser hombres a los hombres. Y si uno es escritor, palo, ya que nada peor para una persona con complejos de inferioridad que la presencia cercana de alguien que escribe. Porque si bien es cierto que nuestro financial time ha hecho de la mayor parte de la literatura una competencia odiosa con la industria del divertimento, todavía queda en el inconsciente colectivo la idea de que un escritor es un subversivo, un aprendiz de brujo que anda por aquí y por allá metiendo el dedo en la llaga, diciendo inconveniencias, molestando como un niño travieso a la hora de la siesta. Y si algún valor tiene, de hecho lo es. ¿No ha sido ésa, acaso, la misión más profunda de toda la literatura de los últimos quinientos años? Por no remontarme a los antiguos griegos, ya a esta altura inalcanzables por un espíritu humano que, como un perro, finalmente se ha cansado de correr detrás del auto de su amo y ahora se deja arrastrar por la soga que lo une por el pescuezo.

Sin embargo, la literatura aún está ahí; molestando desde el arranque, ya que para decir sus verdades le basta con un lápiz y un papel. Su mayor valor seguirá siendo el mismo: el de no resignarse a la complacencia del pueblo ni a la tentación de la barbarie. Para todo eso están la política y la televisión. Por lo tanto, sí, podríamos decir que la literatura sirve para muchas cosas. Pero como sabemos que a nuestros inquisidores de turno los preocupa especialmente las utilidades y los beneficios, deberíamos recordarles que difícilmente un espíritu estrecho albergue una gran inteligencia. Una gran inteligencia en un espíritu estrecho tarde o temprano termina ahogándose. O se vuelve rencorosa y perversa. Pero, claro, una gran inteligencia, perversa y rencorosa, difícilmente pueda comprender esto. Mucho menos, entonces, cuando ni siquiera se trata de una gran inteligencia.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

CONV. BERLIN-MADRID

So, to be honest I couldn't find a single while these days to read the ZEIT article about human will. Before I do, and referring to what Chris has quoted about how "we may belong to kind of a compromise called God, though humankind has also something to say within this compromise", and about "how shall we answer to questions such as who is to blame for the evil on earth" (or topics of the kind), I would only want to say two things:

1. As Chris writes, we have to speak about lots of things, not necessarily only religion, which actually makes me think... who has mentioned religion? I think the fact is that we wanted to debate on whether there is any sense in searching for a single truth stuck to our human nature, and therefore what the essence of that truth is or how we are supposed to get to it. Naturally, we had to mention God. Though (also naturally), something else was mentioned that we looong debated up in Solar Bar (not a bad place at all, huh?) I don't know whether Lei got the text I sent to the rest of you about "Faith and Reason" (written by a prominent philologist, by the way, ;)), but it's an interesting starting point for the topic, I'd say (of course I read Merkel's article as soon as possible, promised!)

2. If one happens to think of the Truth as God, and consequently acknowledges God's nature and gets to know this, it would be either unfair or just ignorant to think that such a God would provoque such an evil side within men. Actually, what in my opinion is to be thought (and I believe it makes more sense, you'll tell me) is that God let humankind do. That is, God didn't program men to act according to God's will but to men's own will. The consequence of this is that acting according to God's will would only come along with faith; otherwise, men's own will would be playing Russian roulette, and there you have the result... (though of course we've also done great things, but you know what I mean)

martes, 26 de agosto de 2008

¿El universo en una cáscara de nuez?


¿Podemos meter todo el agua del mar en una botellita de Solán de Cabras? ¿Qué hay de una frase? ¿Puede una sola frase resumir toda una vida? ¿O una sola página bastar para ver todo el talento de un genio literario? La respuesta es común a todas estas preguntas: no. La desproporción es evidente entre lo que quiere tenerse y lo que realmente se tiene: sólo unos cuantos tragos de agua, unas memorias incompletas y una página con palabras oportunamente combinadas. Lo demás es todo especulación. Lo sencillo contiene la esencia de lo complejo, hay trazos de genialidad en muchas de las frases de los grandes autores de la literatura universal.

Y ahora, intenten hacer lo mismo explicándome hasta qué punto puede ser comprensible una situación como ésta: una llega a casa de trabajar, deja todas las cosas sobre el sillón, saluda a la familia, besitos a los peques, al marido..., y de repente dice: "¡veréis, llevo 23 años trabajando en esta empresa, entre el sueldo que me dan y los gastos que por mi ausencia se producen en casa, he desarrollado un aborrecimiento prematuro de mi mundo laboral en pro de un aumento de efectividad afectiva hacia los miembros de mi familia que, unido a mi instinto maternal -parcialmente nublado por mi ambición profesional que por otro lado no pienso abandonar- me hacen derivar en un sentimiento positivo de cariño exacerbado hacia vosotros, simpáticos seres sonrientes!" (.......) Intenten llevar a cabo el mismo ejercicio de imaginación pensando en que es un hombre quien cruza la puerta y se dirige en estos términos a su familia (.......) Bien, aunque parezca que este último caso se acerca más a la realidad, tampoco es creíble. Lo cierto es que lo acertado sería más bien decir un "¡Cuánto os quiero, os he echado mucho de menos!". De nuevo, y como dijo en su día el autor de El Principito, "lo esencial es invisible a los ojos". Los procesos entre lo racional del asunto (difícilmente aislable, pero las ansias de racionalizar el mundo no conocen límites) y la esencia de éste es lo que unos llaman complicación, otros intuición, y otros racionalización. Las dos primeras pertenecen al ámbito de lo femenino, según marca la tradición, y la última al dominio masculino de poder sobre lo visible y lo invisible (las ansias de poder tampoco conocen límites).

A lo que iba, que me estoy liando... "soy tan racional que me cuesta entender a las mujeres". No es una frase de Schopenhauer ni nada parecido, es una afirmación proveniente de un sector de la población nada minoritario ni extremista, sino más bien que camina en la más absoluta de las normalidades: el hombrensusveintitantos. Para este sector poblacional, las mujeres se corresponden con su concepto de "algo raro con reacciones sin sentido", quizá con una poderosa inteligencia emocional que las lleva a ser más intuitivas que racionales, y por tanto más incomprensibles. "¡Cualquiera sabe qué pasos se han saltado (incluidas en un proceso de racionalización lógica masculina) para llegar a esas conclusiones!"

Decía una mujer hace poco que el sentimiento es el resultado de procesar las emociones. El hombrensusveintitantos estaba de acuerdo, y de ahí surge la dicotomía de procesar las emociones más rápido (o sin velocidad alguna, sino por mera identificación de una cosa con la otra) a la manera de la intuición, o de hacerlo lenta pero eficazmente atravesando arduos y latosos filtros racionales, asimilando qué diantres es esa cosa llamada emoción que ha aparecido en su vida entre ecuación y ecuación. Traduce esto a toda una vida, con todos sus matices, y entenderás -no sólo la paciencia de la mujer y el mérito del esfuerzo del hombre- la regla de oro: menos es más. Menos racionalización, luego más intuición. Menos complicación al cuadricular las cosas, igual a más ahorro de procesos lógicos mentales, igual a más practicidad. La eficacia la compartimos a partes iguales, probablemente. Necesitamos mutuamente enriquecer nuestra manera de conocer el mundo.

El final es sencillo, porque más allá de los hombresensusveintitantos el debate se reduce: "Mujeres. No hay quien las entienda".

jueves, 21 de agosto de 2008

Time flies!!

Vaya, me he pasado por mi propio blog para saber cuánto tiempo hacía desde mi última aportación y... ¡cáspitas! Va para dos meses... El tiempo vuela, sí, pero bueno es verano y se me perdona. Además, qué caray, escribo cuando me apetece, jajaja. En estos momentos sólo voy a escribir lo que se me está pasando por la cabeza (una de tantas cosas, en realidad), que es: la literatura medieval tiene su gracia así de vez en cuando y tal, un dato curioso, unos autores medianamente fundamentales (paradójica combinación), pequeñas ventanitas para asomarse a la época de las persecuciones religiosas en Inglaterra, a las herejías lolardas y los caciquismos ("cuentos de siempre", by History S.A.), la filosofía del momento (una de las grandes aportaciones de los mal llamados "años oscuros")... Sin embargo... I miss the beating and blatant modern history of the States, some of its daring authors and intelectuals, the constant, passionate relationships between the leading minds and the factual leaders (oh yeah, this is another kind of soap opera...), the literature of the melting pot and its common feeling for this kind of sacred, radically untouchable Americanism... Just a few days more, scarcely a month and I'll be free to get down to the real now, to the now of the current stream of thought, inevitably led by the U.S. which inevitably turn all the others' eyes to them, leaving them amazed and at the same time still considering whether that's the fair thing to do or whether the old yankees are on the top for any specific, unknown and ongoing reason. Alea jacta est.

martes, 8 de julio de 2008

Un minuto de silencio




No os dejéis engañar por el título, no voy a escribir sobre nada tétrico, sino todo lo contrario. Ayer estuve viendo una película argentina con este nombre que pensé que podría interesar a alguien y que probablemente ese alguien no sepa ni que existe... El caso es que la peli muestra una familia de clase media que se encuentra en la ruina al quedarse los padres sin oficio ni beneficio (padre quiere ser payaso, abuelo obliga a padre a trabajar en una fábrica, padre trabaja en fábrica, fábrica va a pique, padre vuelve a su oficio de payaso) La peli lo pone todo en plan dramático: el padre no puede encontrar trabajo como obrero especializado (por eso al final vuelve al circo), la madre sólo encuentra un trabajo de planchadora pero que se le acaba al mes y medio, ninguno parece tener familia ni amigos que les echen una mano, como tampoco ningún tipo de propiedad, derriban el colegio de los niños, cierran la biblioteca (único lugar de donde, al pedir prestados los libros, la familia podía surtirse de imaginación y de un escape de la tragedia diaria), etc. El caso es que pasan de su vivienda de alquiler a una chabola en la cima de un monte desde donde puede verse Buenos Aires. ¿Lo negativo? La incertidumbre, la falta de recursos, la inseguridad, la sensación de no sentirse indispensable... ¿Lo positivo? (como repiten incansablemente el protagonista y su amigo el Gordo) Una familia unida y sana, el amor y la confianza que les unen, el sentido del humor, un mínimo techo al aire libre, la esperanza que les da la Iglesia (a la que vuelven de manera bastante curiosa)... La calidad de la peli o del guión no parece ser especialmente buena, pero me quedo con el optimismo de Eduardo Blanco (el actor inseparable de Ricardo Darín y que esta vez comparte cartel con la hermana de éste), que a pesar de todo consigue cumplir su sueño, el de su padre fallecido y el de su propia familia: ir al mar. Sonriendo a las adversidades y poniendo cara de chiste a los problemas de la vida, que se basta a sí misma y que siempre encuentra recursos para salir a flote. Sin duda es una película que serviría como antídoto para tanta gente que sólo sonríe ante la comodidad y el materialismo satisfecho, para los que se regocijan en la desesperanza o para los que ignoran que la familia y la propia vida son el remedio para todo tipo de problemas. Para ellos, eso sí, un minuto de silencio. O quizá un minuto de oración, para que sepan confiar. En qué, o en quién, allá cada cual.