viernes, 30 de marzo de 2007

Hola hola,
desde aquí la crónica de Asturias, que es donde estoy ahora aunque esté escribiendo en puro castellano, jeje. Por aquí -para los que no estáis- está lloviendo mucho y se nota que las vacaciones de Semana Santa ya han empezado, la gente está durmiendo o planeando irse a algún lugar soleado, supongo..., están vaciando la ciudad. Yo, sin embargo, agradecía la nieve que me saludaba desde el Pajares, después de pasar el Negrón; parece mentira cómo puede cambiar tanto el mundo después de un túnel... el cuarto de siete que atraviesan las montañas y el que definitivamente separa Asturias de Castilla, el que parece que te devora y que te libera una vez te ves en las colinas verdes y los recovecos de roca que amenazan la carretera por todos los flancos. Una y otra vez, años y años, recorriendo el mismo trayecto, y una y otra vez preguntándome hasta cuándo... hasta cuándo. Cada kilómetro recorrido se traduce en innumerables preguntas sin respuesta que flotan en mi cabeza como mariposas que penden de múltiples hilos de colores, se convierten en pesadas piedras que a veces es imposible arrastrar y que has de dejar en el camino, para volver a encontrártelas en la autopista, esta vez de vuelta a Castilla. Una y otra vez, para acabar soltando las piedras en un blog, para hacer una especie de scriptotherapia y mirarse a una misma desde la distancia. Es bonito hacerlo, sí, but distance is one's greater enemy. Reflexiones nada más. Feliz Semana Santa.

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